Cambio de planes

Esta semana me encontré una situación propicia para aplicar la adaptabilidad y la positividad, pues nos incorporábamos muchas personas a la oficina en la que trabajo y una mampara me separaba del mundo. ¿Del mundo? No, del mundo, no solo de un espacio físico en el que un grupo de personas trabajamos. Me propuse dos acciones en una: aplicar la relatividad y el sentido del humor.
Mi beneficio esperado (en otras ocasiones experimentado) es que el ambiente se mantenga sereno.


- Este gel hidroalcohólico me está dejando las manos... 
- uy! pues fíjate, el bote parece un producto deluxe para el pelo, ¿lo probamos? 

- No soporto las mascarillas, ¡estoy que me asfixio!
- Si respiramos más despacito podemos aprovechar y hacer un poco de relajación en la silla, que al cuerpo le vendría bien :)

Y de pronto, me vino a la cabeza el personaje Tristeza en esta escena de la película "Del revés".
¿Qué pasa si no escuchamos lo que los dolores nos quieren decir?
¿Qué tenemos si tomamos ideas ajenas como propias a la hora de encontrar motivación para hacer algo? Esta idea me inspiró las viñetas de más abajo (artefacto le llaman).

De momento, sigo con el propósito de descubrir exageraciones, totalidades, absolutismo, e intentar aligerar la carga en la comunicación; y por otro lado, teñir de humor el ambiente. Si es posible con un poco de gamberrismo (que libera más), pero si no es posible, uno más ligero y superficial -por supuesto nada de machismo, racismo, clasismo...- que sirva para mover el músculo facial. 
Aunque el rostro se oculte tras una mascarilla, el brillo y las arrugas de los ojos nos delatan.

Parece que funciona, claro, en algunas más que en otras.

En construcción....


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