COMUNICACIÓN EMPÁTICA


1. Escucha cuando estés preparada/o. En primer lugar, enfréntate a una escucha si estás preparada/o para escuchar. Si no quieres afrontar la escucha, tómate un tiempo para escucharte a ti, e identificar qué no querrías escuchar:  ¿por qué no quieres escucharlo? ¿cómo te va a hacer sentir?  ¿qué puedes hacer ante ello? ¿el efecto es inminente o se demorará un poco y podrás gestionarlo?

Lo que no puedas resolver ahora mismo, guárdalo para después e intenta la escucha. Puedes escribir algo de lo a anterior en un papel, hacer un garabato o tomar una nota de voz. Guárdalo en un sobre, una caja o cajón, para otro momento.


2. Toma consciencia de tu propio cuerpo. Si ya estás en disposición de asumir la escucha, toma consciencia de tu cuerpo, de la postura, del tono corporal, de los gestos faciales, de hombros, de manos. (consciente o inconscientemente estás comunicando continuamente con él, y la otra persona, consciente o no, recibe estos mensajes.


3. Mantente aquí y ahora. Si durante la escucha identificas que está aumentando tu alerta, o aparece algún malestar físico o mental (suele ocurrir cuando la otra persona carece de habilidades como la empatía), toca levemente con la uña del pulgar del dedo gordo de una mano, la yema del dedo índice. Esto, o cualquier otro gesto leve que te traiga al momento actual corporalmente, y no sigas al pensamiento que suele ser rápido a la hora de volver a la idea preconcebida de lo que estás escuchando, sobre todo para elaborar tu respuesta.


4. Pule tu esencia. Muestra interés por la persona interlocutora y su discurso, pero sin asentir falsamente o alabar una idea con la que no estás de acuerdo. Recuerda que la empatía no está reñida con la asertividad.


5. Información clara y suficiente. Ser empática/o con las demás personas, comienza por serlo con una misma, con uno mismo. No te escondas tras las excusas, pero sí razona brevemente con información clara tu exposición.


6. Sigue en el camino. A veces, aun siendo empático no se consigue lo que una/o espera. Ser empática/o a veces hace que la persona que tenemos enfrente se suba a la onda de cordialidad y entendimiento, y lo que tengamos que hacer, se diseñe o se ponga en marcha en base a un contexto real y sobre el que podamos aportar valor. Pero en otras no ocurre así, y has de estar preparada/o para que esa frustración se canalice fuera de tu cuerpo. Tras una experiencia de estas últimas, retírate a un espacio privado y da unos pequeños saltitos, diciendo algo liberador como ¡ya está!, o un sonido gutural con el que expulses aire.


7. Ayuda a ser diferente. Aunque sea algo obvio y económico pensarlo, no todas las personas son, sienten, piensan iguales, aunque lo parezcan. Hay que dar la oportunidad de ser únicas/os. A veces, en una conversación, a través de reflexiones genuinas, se puede favorecer el autoconocimiento de la otra persona.


8. Atiende sin criticar. El prejuicio funciona en ambos sentidos, así que cuando usemos un pensamiento crítico como herramienta profiláctica de la escucha empática, considera que lo están haciendo hacia ti, y recuerda lo poco que te gusta que no te entiendan, que te malinterpreten, en definitiva, sentirte no atendido cuando te gustaría serlo.


9. Muestra tu afección. A pesar del coronavirus, puedes mostrar cercanía y afecto. Lávate las manos, (eso siempre), mantén las distancias, (eso siempre), y lleva mascarilla, (eso siempre), pero si lo ves oportuno llegado el momento, puedes tocar levemente a la persona, o en una zona neutral, espalda, brazo, costado. Puede ser ligero, pero que muestre que a pesar de todo seguimos siendo personas que necesitamos muestras de afecto físico.


10. Practica. Repite las consignas anteriores siempre que puedas, o mejor, diseña unas más ajustadas a ti y tu entorno.

Comentarios

Entradas populares